martes, 23 de abril de 2013

Soy correísta




Publicada en La hora el 11 de abril de 2013

Yo no sé por qué me critican tanto, si yo soy correísta. No soy más correísta, porque no me dejan. Si soy su compañero.

Ya quisiera ser reconocido dentro de las esferas del pastel, para poder, por lo menos, hacer uso de las vías del Trole. Veo con envidia cómo gozan, en las rutas exclusivas, los importantísimos asistentes de conserje que pasan en autos públicos polarizados a la velocidad del rayo. Uno, en cambio, triste llamingo, se queda jodido en el tráfico y llega tarde a todo. Don Galo, ábrame la puerta, me vengo aprendiendo toditas las de Pueblo Nuevo.

Si a mí me encanta el correísmo. Yo también quiero que cuando cometa un delito, pueda confesarlo con descaro, barajarme para Miami y que tres meses después, recién el fiscal se dé cuenta del delito. Aun así, mi suerte no se agota y niegan la prisión preventiva. Mirar esas noticias desde Miami, con un buen daiquirí en la mano, debe ser, cuando menos, entretenido. Así como no agradecerle a la involución (uf, perdón por el tipeo), quise decir revolución.

Les prometo que he estado practicando mi don de conversar con los animales y creo, ciegamente, que los líderes bolivarianos reencarnan en plumíferos seres con capacidad de bendecir. Pío, pío, pío, el trinar de la espada de Bolívar.

Soy correísta, pero no me quieren aceptar en el club. Yo que había preparado un sinnúmero de nuevos insultos para repartirlos con metralleta a los periodistas y así nutrir ese maravilloso diccionario del ataque soberano. También me he reducido los estándares morales para armonizarme con el equipo y así, con esa disminución, dar cátedra de ética a cualquier majadero.

Me di una vuelta por el cementerio. Desenterré todos los fantasmas del pasado para asustar a la gente y consolidar este proceso. Traigo los espectros uniformados con los colores de la partidocracia, para que no exista confusión.

No sean malitos, acéptenme en sus fiestas. Como ven, generé la facultad de doble sentido, para hacer pasar por cierto la mentira, y el eufemismo es mi pasión.

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