lunes, 24 de mayo de 2010

¿Andar de mentiroso o de politiquero?











En España el periodismo tiene un rol vital en el desarrollo de la sociedad y sobre todo representa una vía por la que el lector, navegante, escucha o televidente da rienda suelta a sus convicciones políticas, a sus ignorancias, pero también a su sentido del humor.

Algunos son monárquicos y en el kiosco piden el ABC, otros son de derecha y piden El Mundo y La Razón (los que piden El Mundo sienten atracción por los tonos amarillentos y los de La Razón por ‘Paquito’, el que tuvo a España en una dictadura durante gran parte del siglo XX). Otros compran El País, el de mayor distribución y el más respetado en el mundo de los diarios de habla hispana. En El País no tienen temor en decir que son de centro izquierda. Público, en cambio, nació y se convirtió en un nicho perfecto para los más rojitos.

Pero nadie se escandaliza, nadie pide que los medios sean puros y castos, sólo quieren que sean honestos y que digan de forma clara de qué bando juegan. Además, que sean profesionales. Eso en Ecuador representaría un escándalo, pues la gente piensa que los medios deben se vasos cristalinos sin tendencia. La mejor prensa mundial no lo es. A la final, en Ecuador, los medios siempre se ponen un poco rojos, verdes, amarillos, les aparecen números de partidos que luego se borran cuando los unos o los otros pasan de moda. Pero deben mantener silencio, aunque por sus enaguas transiten políticos y empresarios.

Creo que hay que ser un poco más honestos. Hay que decir “creo en esto”, pero no por aquello entregarme a los brazos de nadie. Si una tendencia me identifica, debo ser como periodista, como medio, aún más crítico con ella. No perdonarle sus errores, pero sobre todo, no participar con ella de sus festines, sur orgías, sus parrandas de poder.

Además, hay que saber reír. En España también hay quien desde la izquierda, abiertamente, se ríe del Mundo (planeta y diario) y de vez en cuando, lo que es muy seguido, le echa una jodidita a la derecha. Es El Jueves, en cambio una forma de ser gracioso desde la irreverencia política hecha revista. Eso creo por ahora, quién sabe si se me quite.