jueves, 31 de marzo de 2011

Advertencia internacional a Correa

"Las acciones del Presidente Correa destinadas a iniciar procesos penales contra sus críticos constituyen una ofensiva directa contra la libertad de expresión. En un sistema democrático, los presidentes no deberían usar el derecho penal para bloquear el debate público sobre sus actos y políticas"

José Miguel Vivanco
Director para las Américas de Human Rights Watch


*El Presidente ha presentado demandas con las que busca 500 millones de dólares. Un medio y tres periodistas están en la mira del poder. Aquí les dejo el comunicado de Human Rigths Watch. 

lunes, 28 de marzo de 2011

Pesadillas cargosas

Mi tercera columna de opinión. Publicada en La Hora el 27 de marzo de 2011. 

Pesadillas cargosas


“Cuando uno es grandote no hay que ser cargoso”. Los niños en las escuelas lo saben bien. El de un nivel superior no puede ir a cuenta de algo y arrebatarle toda la lonchera a uno más pequeño.

“Cuando uno es grandote no hay que ser cargoso”. Esta frase común en patios escolares hoy tiene un significado de Estado. El periodista de investigación Juan Carlos Calderón pronunció esta frase esta semana y tiene sus razones.

Calderón, junto al reportero Christian Zurita, enfrenta una demanda del presidente de la República por un supuesto daño moral. El pecado de los investigadores: demostrarle al país cómo el hermano mayor del Primer Mandatario andaba en tremendo festival de contratos con el Estado.

En la historia de este país de ‘cargosos’, queda ahora sentado un hecho histórico. El poder pide a dos trabajadores de la comunicación 10 millones de dólares por aquel “daño moral”, por un tremendo daño psicológico. Es fácil imaginar a Rafael Correa teniendo pesadillas por las noches, sueños macabros en los que aparecen el ‘cuco’ de los periodistas, el ‘cuco’ de la verdad. Sudores de madrugada, despertares a punta de gritos que retumban en Carondelet. Las palomas de la Plaza Grande cada noche alzan vuelo abruptamente, espantadas por el estruendo que provoca el terrorífico sueño. ¡Qué terror, pillaron a mi hermano, qué cargosos!

Resulta que el pecado, el crimen, es decir que el Presidente sabía de esta fiesta de la obra pública. Los autores juran que ese concepto salió de la boca de Fabricio. En Carondelet dicen que no.

Diez millones es una cifra inalcanzable, casi una burla a la realidad. Bueno, eso para la mayoría de mortales, pero quizá no para el Presidente, que exige por medio de la justicia 410 millones, en distintas demandas contra ciudadanos, entre ellos quienes trabajan en la  prensa libre.

Mientras tanto, los funcionarios que firmaron los contratos duermen tranquilos, sin pesadillas. A nadie se le ha ocurrido que quizá ellos tienen algo de responsabilidad en la profunda herida en el alma presidencial, en el trauma de Rafael. Es que ellos no son sus enemigos, a ellos no les ha jurado venganza, con ellos no hay que cargarse, nunca se sabe cuándo habrá que reciclarlos.

lunes, 14 de marzo de 2011

Nuestra estrella de rock

 Mi segunda columna de opinión, publicada el domingo 13 de marzo de 2011en Diario La Hora.


Nuestra estrella de rock

Cuando el presidente Rafael Correa visitó Madrid en octubre de 2010 para la cumbre UE–América Latina, el principal diario de España, diario ‘El País’, dedicó media página a nuestro excelentísimo Mandatario. Un gran honor al que no tuvo acceso ni siquiera Sebastián Piñera, que se estrenaba hace poco como presidente de un Chile devastado por un terremoto.

Sin embargo, ese texto poco hablaba de la condición de estadista de nuestro líder. Más bien resaltaba, como situación folclórica, la reunión que tuvo Correa con los hermanos emigrantes y donde fue recibido “como estrella de rock”, según anotaba la crónica. Esa presentación marcó la memoria de la prensa española y hay que preguntarse qué pensarían si lo vieran con guitarra en mano en cada gabinete itinerante donde interpreta, con su inconfundible tono, los más variados temas del pentagrama revolucionario.

En las redacciones de los medios madrileños, algunos cronistas con más memoria, recordaban incluso las épocas del ‘Loco que Ama’ y su ‘Rock de la Cárcel’. Es que Ecuador es un país de artistas.

No se puede criticar la reacción de los ecuatorianos, alejados de su tierra, enamorados del pasado y que ven llegar con ojos de ilusión a una figura que, gracias a una campaña de marketing sin precedentes, se convirtió en un híbrido entre el Che Guevara y Elvis Presley. Eso es entendible y a los emigrantes no hay nada que reprochar, más bien debe ser el Ecuador el que debe solicitar su perdón.

Lo singular es que en Ecuador el excelentísimo también es recibido como superestrella. No me refiero a los baños de popularidad en cualquier parroquia, sino a que resulta por lo menos sorprendente que cuando Correa llega a instituciones que en el papel figuran como independientes, sea recibido como si fuera el vocalista de los Rolling Stones. Llega a la Corte Constitucional y sus magistrados muestran a las cámaras sonrisas prominentes por la llegada del ‘jefe’.

Más escandaloso aún es cuando Correa arriba a su despacho electoral: el CNE. Los vocales se desviven por agradarlo, por salir en la foto junto al líder de la Revolución Ciudadana. Todo por agradar al que lleva la batuta, pues de independientes, nada. Sus puestos parecen depender del servilismo y, sobre todo, del inestable sentido del humor de nuestra insuperable estrella de rock. Una celebridad que en breve inicia su gira, un tour de éxitos del espectáculo: la consulta popular.

jueves, 3 de marzo de 2011

‘Jamás he visto tal presión a la prensa libre’

Esta entrevista la realicé a Diego Oquendo, periodista ecuatoriano con respetable experiencia. Se publicó hoy 3 de marzo de 2011 en Diario La Hora.



                                           FOTO: XAVIER PARRA
                                                

‘Jamás he visto tal presión a la prensa libre’

Quito, hora de almuerzo. A las 13:00 termina el programa de Radio Visión, Buenas Tardes. Lo conduce Diego Oquendo. Termina la última charla del día al aire y en su despacho atiende esta entrevista.

Oquendo es uno de los jugadores titulares en la selección del periodismo ecuatoriano. 40 años de trayectoria. Esta vez no juega de local, este gran entrevistador esta vez es quien responde las preguntas. La Universidad Católica del Ecuador le entrega esta tarde un nuevo reconocimiento a su carrera y en su escritorio, rodeado de libros, agradece con humildad a la que fue su universidad. Oquendo nunca calla y con LA HORA habla de su carrera y del Ecuador de hoy en día.

La Católica reconoce su labor ¿Eso demuestra que la sociedad aún valora el periodismo libre, a pesar de los ataques presidenciales de cada sábado?
Nunca he estado en procura de reconocimientos o premios, pero los que vienen de forma espontánea, bienvenidos sean. Creo que el periodista tiene un excelente premio en el solo cumplimiento de su tarea, sentirte identificado con la colectividad, en paz con tu conciencia.

El acto de la Católica es fundamentalmente académico, pero no deja de ser un gesto de valor, una demostración de coraje al homenajear públicamente a un periodista que nadie podrá identificar con la línea oficial del Gobierno. Si bien no me considero un opositor, soy un periodista crítico.

Ese coraje que tiene una institución como la Católica ¿también lo tiene el ciudadano de a pie? ¿La gente aún valora el periodismo independiente a pesar de las campañas de desprestigio de Carondelet?
Percibo que, a raíz del establecimiento del actual Gobierno, hay un cambio social. Cuando yo trabajaba en televisión, por donde iba me estrechaban la mano, me sonreían; hoy hay una mayor distancia. Las prédicas semanales de Correa (Rafael) empiezan a calar en la conciencia de la gente, pero no en la de las personas que tienen cierta preparación, que saben diferenciar el mensaje. En la gente del status llano, la que recibe un bono, ahí siento, sin embargo, la diferencia.

Esto es producto de descalificar al periodismo independiente por la mañana, por la tarde y por la noche. Eso erosiona el sentimiento social frente a la labor que cumple la buena prensa ecuatoriana.

Usted ha visto pasar varios gobiernos, entre ellos dictaduras militares ¿Ha existido un ataque similar a la libertad de expresión?
Este es un capítulo muy particular. A lo largo de estos 40 años de ejercicio profesional he vivido toda clase de gobiernos: democráticos, constitucionales pero autoritarios, dictaduras. Sé lo que es sentir el peso el poder sobre una actitud editorial independiente, pero jamás he visto tal tipo de presión, tal enfado con la prensa libre.

¿Más fuerte que las dictaduras militares?
Sí. En las dictaduras me pusieron bombas, me persiguieron, me metieron preso; pero esta es una persecución mucho más sutil, pero más persistente. Yo casi no tengo motivo de queja, porque se respeta a Radio Visión, pero soy solidario con mis colegas y medios atacados.

A pesar de la sutileza ¿vamos a ver periodistas encarcelados en este país?
Habrá que esperar el resultado de la consulta popular, porque ahí hay un par de preguntas que guardan directa relación con la prensa. Habrá que ver quiénes componen el consejo de regulación de contenidos que se propone y cuáles son los propósitos. Para evitar encarcelamientos, podrían generarse olas de autocensura, pero cuando sienta que Diego Oquendo debe censurarse, habrá terminado mi carrera. No lo haré nunca.

Todo es posible cuando hay un gobierno intolerante con la prensa independiente, pero los medios libres son fundamentales para salvar la democracia de un país. Con ese consejo, sin embargo, un medio puede ser cerrado y un periodista puede ser perseguido.

¿Qué daño le hace esto a la democracia?
Un profundo daño. Solamente con el tiempo y la aguas, cuando los medios independientes hayan sido debilitados, la sociedad se dará cuenta del daño que se le ha hecho, al no haber sido firme al reaccionar frente a esa campaña, que yo condeno absolutamente.

¿Por qué los medios no han logrado transmitir el mensaje de que la lucha por la libertad de expresión es una lucha por los derechos de los ciudadanos a expresarse?
Porque la prensa privada también ha cometido errores. Eso se está pagando y da pie a los ataques. Pero hoy en día hay una sana reacción de los medios libres y se hace un periodismo mucho más profesional.

¿Qué puede hacer la gente para evitar la enfermedad de la democracia?
El problema es que, por la campaña de la Presidencia contra los medios, la gente no termina de darse cuenta de lo que está sucediendo. Las personas deben tomar en cuenta que cuando emprendemos una batalla por la libertad de expresión, no es para los periodistas, sino para la salud de todo el país.

¿Es decir que algún día la sociedad va a despertar de este sueño y encontrará todas sus libertades muertas?
Exacto. Se dará cuenta cuando sea demasiado tarde.

Su línea ideológica
En 2008 el presidente Rafael Correa calificó a Diego Oquendo de “periodista derechoso pero de buena fe”. El periodista dice nunca haber oído ese calificativo y lo toma con mucho humor. Resalta, sin embargo, que no es un hombre de derecha. “Soy una persona que ha padecido muchísimas limitaciones económicas y siempre me he sentido identificado con el hombre del estado llano. Jamás seré de derecha, porque creo en la necesidad de un cambio social en este país, pero en términos democráticos, no a los empujones”, asegura Oquendo.

Dice que si se hiciera un registro de los personajes que visitan su cabina, se vería un abanico de pensamientos.

Dato
Escuche a Diego Oquendo en Radio Visión (91.7 Quito – 107.7 Guayaquil) de 06:50 a 09:00 y de 12:00 a 13:00.

Para verla en la edición del diario

Santo remedio

Comparto mi primera columna de opinión en un medio impreso. Se publicó el pasado domingo 27 de febrero de 2011 en Diario La Hora.

SANTO REMEDIO

El tiempo lo cura todo, por lo menos eso se ha dicho desde siempre. Sin embargo, lo que parece incurable, a pesar de la sabiduría de los años, es la tiranía.

Esta semana se cumplieron 216 años del nacimiento de Eugenio Espejo y seguimos peleando por lo mismo. Los déspotas siguen ahí, sentados en el palacio de la Plaza Grande de Quito. Desde ahí se sigue insultando y prohibiendo. Desde ese trono se lanzan los edictos reales para coser las bocas de los que piensan lo contrario. Han pasado dos siglos y seguimos en lo mismo.

Esto revela cómo ha madurado el Ecuador. Seguimos oprimidos a pesar de los discursos de libertades y cuentos chinos de soberanías. Derechos sintéticos, fáciles de moldear, según el criterio del caudillo escultor.
Así como Espejo era perseguido por sus publicaciones y sus ideas, hoy el poder sigue obsesionado con descubrir, en madrugadas envenenadas, el insulto perfecto para ofender a quienes no tienen más defensa que una mente libre y valiente.

¿El tiempo lo cura todo? Parece que no. A nuestro país le encantan sus enfermedades, sus fiebres, intoxicar su blandengue democracia. Aplausos, vivas, besos a los ‘guaguas’ para maquillar la enfermedad. Al final lo que importa en Ecuador es convocar a consultas, pasearse en tarimas e insultar a cada segundo.

Seguimos igual de enfermos que hace 200 años, por más que el doctor Espejo nos dejó la receta perfecta para ser país: dos cucharadas de libertad al despertarse, dos al mediodía y otras dos antes irse a la cama.

Es la única forma de algún día abrir los ojos en las mañanas con la alegría transparente de sabernos parte de un Ecuador maduro, de un país orgulloso de decir lo que piensa.

La receta del doctor Espejo es infalible, pero para que funcione, hay que dejar, por ejemplo, de envenenarnos cada sábado.

PARA VERLA EN EL PORTAL DEL DIARIO