Publicado el 18 de abril de 2013 en La Hora
Sábado, 22:00. Ya no hay dónde poner un pie en el bar El Pobre Diablo de Quito. El sitio, un planeta bohemio, era el escenario de la tocada de la Hot Choclo Blues Band.
Quería ir, pensé que por trabajo no podría. Pero llegué atraído por el afiche, donde salía el legendario Jaime Guevara, ‘El Chamo’, luchador incansable.
El sitio estaba a reventar y la multitud contenía a esta ciudad bipolar. En una mesa estaba sentado un conocido representante del gremio industrial. Tomaba una cerveza con quien, supongo, es su respetable esposa. En la mesa de junto, en el segundo piso, departía con sus amigos un activista de Diabluma. Vaya, dije, que eclécticas son las noches de Quito.
Bajé las gradas y ahí estaba un reconocido cantante de las fiestas de los que gobiernan. Uno que sale en la TV del Régimen. Distendido, saludaba a todos con semblante amable. A pocos metros vi a uno de los principales activistas de la libertad expresión, uno que ha soportado cada semana los insultos del poder. Estaba en paz, con su señora y una cerveza helada. Todo el lugar respiraba rock n’ roll.
Viendo a todos me vi. Yo, entre la ‘pipol’, una bestia salvaje acompañada por un representante de la colonia española, una hija del imperio yanki y dos amigos de la frontera norte. Ahí, mezcladitos, sin que nadie mire mal a nadie.
Había gente que recién habían cumplido su mayoría de edad y otros con toda la experiencia. Todos reunidos en una casa, en el tradicional barrio La Floresta.
Y Guevara, el que no faltó a las audiencias de los de Luluncoto y que hoy defiende a los taromenani, ahí, cantando: “Yo soy remiso y estoy muy orgulloso de serlo”.
Yo veía maravillado cómo la buena música logra que todos se reúnan. Carajo, me pregunté, ¿por qué no será así todos los días? ¿Por qué no podemos brindar sin importar las diferencias? Cómo hubiese querido que esa noche se extienda hasta el lunes. El lunes, cuando ya asumimos nuestros libretos políticos y no nos regresamos a ver. ¿Te acuerdas? Nos vimos en el ‘Pobre’. Zafa, pelucón, quita robolucionario. Ojalá te pudras.