Publicada 16 de agosto de 2012 en La Hora
Ahora sí que hemos llegado a lo más bajo. Más pa’llá solo quedan los
infiernos. En qué sótano político nos hemos metido para involucrar a
niños en el relajo. Suficiente con la cantidad de lodo que nos echamos
entre adultos, por decir lodo, porque más parecen otras sustancias
corporales. ¡Dejen a los pequeños en paz!
La versión renovada del pacto de la regalada gana tiene ahora un nuevo
puñal. Antes, por lo menos, se aceptaba que así era y se dejaba a los
guaguas tranquilos. Si bien venimos peleando cinco años, creo que aún
debe quedar gente con quién bronquearse. No parece necesario meterse con
unos pobres muchachos que no tienen nada que ver. Déjenlos jugar en paz
y que los mayorcitos sigan con su payasada de jugueteo en su papayal
electoral.
No es cuestión de defender a uno o a otro, a la final en la estafa del
CNE no estoy en ninguno de ambos bandos. Don Domingo ha tenido la
amabilidad de incluirme en la gallada del señor Rodas, a quien apenas
conozco y con quien no comulgo. Así que ni roldosista ni fan de Pueblo
Nuevo. Pero, dejen a los muchachos en paz.
Este un síntoma de la profunda enfermedad política que ha atacado
nuestro desvalido cuerpo democrático. Si somos capaces de pulular por
esos parajes rastreros es que andamos malitos, es que ya nada nos
importa. Carajo, pensé que estábamos patojos de criterios, pero ¿a este
nivel? Hablen serio, avisarán para que devuelvan las entradas.
Todo político se jacta de ser padre ejemplar. Típico, obligan a los
mocosos a posar felices ante las fotos. Y así toca, pero no hay que
meterlos en un jardín tan espinoso como los que cultiva la revolución.
Que los más pequeños no se paseen en esos patios abonados por jardineros
de mala mano, por biólogos del sinsentido.
No es chiste, es un reflejo de nuestra realidad. Ya no se respeta nada,
ni los chamacos están a salvo. Pongan doble cerradura, mantengan a los
niños en un lugar seguro, que aquí ya no se respeta nada. Todo vale en
Ecuador. Andarán con cuidadito, alzarán pelito, que están en todo lado y
ya todo se vale. Fin del comunicado.
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