viernes, 5 de octubre de 2012
Gringos raros
Publicada el 20 de septiembre en La Hora
No voy a hablar del primo porque es un duro y yo ando ‘chiro’. Yo sé que quizá era eso lo que estaban esperando, pero ya no son días para decir las cosas ‘a lo libre’. Si no, terminas hasta encerrado, estudiando pa’ canario, como diría un tío mío.
Mejor les cuento que el otro día andaba por Virginia, un estado del este de la ‘Jhonny’. Me fui a un asunto que llaman rally. No es una carrera como pensaríamos. Nada de motores ni modelos. Vaya pendejada de rally dirán.
Mitt Romney iba de rally por esas tierras de Virginia. Es el candidato a la presidencia de EE.UU. por el partido Republicano. Simón, los ‘bush boys’. Ya dirán ‘qué bestia’, este señor que escribe estas columnas ya se nos derechizó del todo. No, no, no. No se preocupen que no soy fan de Reagan. Peor de Bush hijo o de Bush papi.
Llama la atención que la gente que entraba al encuentro político, lo hacía porque ‘la plena’, le nacía. Era jueves en horas de ‘camello’. La fila era larga. Pero, para uno que está acostumbrado al buen tarimazo de los que sabemos, le llama la atención que no había nadie repartiendo sánduches ni colitas. No había un grupo llamado New Town en la tarima. Nadie entregaba billeticos de 20 dólares para llenar el establecimiento ni amenazaban con arrebatarles un bonito. No un bonito de lindo, sino un bonito bono.
Me acerqué para hablar con la gente. No por metiche, sino por periodista, aunque en el fondo es lo mismo, solo que con caché y buenas intenciones. Me sorprendió que no fueran burócratas obligados a estar ahí, sino que realmente querían asistir. Algunos llevaban a sus hijos.
El candidato salió a la tarima. Romney habló con la gente y no insultó a los periodistas. No insultó a sus oponentes. Invitó a la gente a votar y no dijo que le daría una paliza electoral a nadie. No fue tan divertido como nuestros shows circenses. No hubo aguardiente, tampoco nadie se llevó una billetera ajena. No digo que ellos lo hagan mejor, solo que cuando uno está de viaje, hay cosas que se muestran diferentes. Folclor. ¡Qué raros son estos gringos!
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