Entrevista que le realicé a Emilio Palacio el 28 de septiembre. Se publicó en La Hora el 2 de octubre.
Luis Vivanco, Miami
Llega manejando un auto. Es un Toyota Yaris negro, pequeño, compacto. Emilio Palacio lleva viviendo un año y un mes en Miami. Alquila una casa y no deja de pensar en Ecuador. La entrevista se desarrolla en un café de North Beach. Él pide un capuchino sin canela y medias lunas hechas con manteca. Lleva sandalias, una camisa gris.
Ha pasado un mes desde que EE.UU. le otorgó asilo político, pocos días después de que Ecuador hiciera lo mismo con Julian Assange. Palacio dice que no quiere especular si fue una respuesta de la Casa Blanca al tema Wikileaks, solo lo agradece.
“No había pensado pedir asilo por el caso El Universo. Lo creí conveniente cuando tuve el juicio con Camilo Samán, pero lo descarté, porque hubiese parecido cobardía”. Cree que gracias al juicio que se desencadenó por su artículo ‘No a las mentiras’ (en el que se sentenció a Palacio y a los directivos del diario a pagar 40 millones y tres años de prisión), la gente se dio cuenta de que lo que sucedía ya no era un juego. “En el país no funciona la frase: ‘El que nada debe nada teme’. Allá no debes nada y te matan. Por eso dije que habían las condiciones para salir del país y no quedarme callado. En la cárcel no hubiera podido hablar”, dice entre sorbos de café.
Hablar es importante para Palacio. Comenta que pensó en pedir asilo a Colombia, Perú o Argentina, que incluso hubiese sido más barato. Concluyó que los gobiernos colombiano y peruano se lo darían, pero le pedirían silencio. En cuanto a Argentina: “Cristina Fernández me hubiese entregado a Correa”. Por eso EE.UU. se presentó como el único país que, a su criterio, le garantizaba libertad de expresión.
Está cómodo hablando libremente, usando las redes sociales para ello. Sin embargo, la billetera está en aprietos. “Estoy viviendo de mis ahorros, no tengo ningún ingreso. Me han preguntado si El Universo me paga un sueldo y he dicho que por qué habrían de hacerlo si no trabajo para ellos. No aceptaría dinero gratis. Los hermanos Pérez, sin embargo, me han ayudado pagando los gastos jurídicos y les estoy muy agradecido”.
¿Hasta cuándo le durarán los ahorros? Muy poco, dice. “Si hay que lavar platos, hay que lavar platos”, asegura con firmeza en una conversación que va del buen humor a los apasionamientos.
La familia
Vive con su esposa y sus dos hijos. El de ocho años va a una escuela pública y el de 18 trabaja medio tiempo, piensa ya en la universidad. No tiene problemas con vivir en el exterior, recuerda que por el periodismo ha estado fuera muchos años. Desde que murió su madre, no hay mucho que lo ate a Guayaquil. “Mi mujer es la que más sufre, le ha costado mucho y a los chicos también, porque era la familia de mi esposa la que nos rodeaba”. Lo que más extraña son las tertulias. “Acá no tengo mucha gente con quien hablar de la política ecuatoriana. Hay un grupo pequeño de compatriotas pero muy activo, que hacen marchas frente el Consulado”.
Convicciones
Dice que, a falta de dinero, puede asegurar lo que cree. “Puedo decir que Rafael Correa ordenó disparar para matar el 30 de septiembre de 2010”. También aprovecha para decir que no entiende cómo Ricardo Patiño justifica la narcovalija. “Suponiendo que él no tiene nada que ver, aunque creo que está comprometido hasta las patas, su actitud es una desvergüenza”.
También se expresa por las redes sociales, principalmente por Twitter (@PalacioEmilio). Ahí toma un tema e improvisa por varios minutos. Por ahí también recibe ataques. “La palabra insultos ya no cabe”. Para explicarlo busca en el pasado. “El correísmo no comenzó con Correa, sino el día en que una multitud fue al cementerio de Machala sacó el cadáver del notario Cabrera y lo pateó porque habían perdido su dinero, se creían en su derecho a pesar de que quisieron cometer usura. No tuvieron el más mínimo límite moral. Eso es el correísmo, la excrecencia de esa sociedad. Eso se ve en las redes sociales”.
Asegura que las elecciones del próximo año serán importantes para ver la reacción de la sociedad. “Ahora solo le damos el pésame a los periodistas perseguidos. Pero nada de salir a la calle. Jeanette Hinostroza dijo que no está en contra del Gobierno. ¿Cómo no puede estarlo si la amenazan con hacerle cosas terribles a ella y a su familia?” No cree que la expresentadora de los matutinos de Teleamazonas tenga miedo. “No creo que sea una mujer cobarde, pero es fácil ser valiente como Correa, cuando se tiene 47 guardaespaldas. La cobardía es una reacción humana. Si un periodista tiene miedo, yo jamás lo voy a cuestionar. Es instinto de supervivencia”.
Cree que hay gente que no acepta que Correa sea un dictador. “Si no lo es, habría que entender que es democrático llamar a amenazar a los periodistas. Tenemos el complejo de que estamos en una sociedad democrática, no hemos aceptado que vivimos en una dictadura”.
Los periodistas ecuatorianos han soportado insultos sabatinos, acciones judiciales. Palacio cree que Correa “aún no necesita matar, pero cuando lo necesite lo hará. No tiene escrúpulos. Correa es ese hombre que en el cementerio pateó un cadáver, es la sombra de eso”.
Su regreso
La idea de volver no es muy cercana para el exeditor de opinión de El Universo. Dice que no puede. “Hay tres cosas que me impiden. El fiscal Galo Chiriboga inició una investigación judicial para saber quién me entregó el video del policía anónimo que hice público sobre el 30-S. No aceptaría que apele a la reserva de fuente y me meterían preso. Fue por ese tema que salí. Me convocó para la semana siguiente y yo ese mismo día me vine corriendo”, explica.
El canal gubernamental Ecuador TV tiene otro juicio en su contra. “Yo tengo dos condenas por injuria. El supuesto perdón de Correa en el caso El Universo suspende la ejecución de la sentencia, no la sentencia en sí. Si mañana digo algo, me hacen un juicio y el juez dirá ‘señor, usted tiene dos antecedentes’. Por eso mi queja a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos es para que se borre todo”.
Si eso sucede y su historial queda limpio, tampoco estaría seguro de volver. “¿Para qué? ¿Para salir del aire? ¿Para estar condenado al silencio? No”.
"Si Correa gana, el país terminará descomponiéndose”.
"A Correa le interesa morir en el poder, es como Somoza” .
"El Gobierno es la encarnación de la violencia”.
"Si Correa tuviese que matar, lo haría”.
"A Correa le interesa morir en el poder, es como Somoza” .
"El Gobierno es la encarnación de la violencia”.
"Si Correa tuviese que matar, lo haría”.