miércoles, 11 de diciembre de 2013

El gobierno es una novia celosa



Publicada el jueves 19 de septiembre de 2013 en La Hora 

 La semana pasada comenté que el Gobierno de la revolución ciudadana era peor que una novia celosa, o mínimo están al mismo nivel. Sostenía aquella analogía por la capacidad de las agencias del Régimen para meterse en el Facebook de la gente y rebuscarle hasta los más mínimos detalles. Besuqueos con mujeres equivocadas, pensamientos contestatarios, movimientos geográficos, gustos cocteleros.

Me quedé pensando en esa comparación y la plena que sí, el Gobierno parece ser mi novia celosa. Como se vio con el caso de Jaime Guevara, el Gobierno, como las novias, no aceptan gestos que pueden considerarse groseros. En ese mismo caso, si te huelen a algo que parece alcohol, ya te acusan de borracho y aseguran que has de haber estado chupando con tus amigotes tiradores, tiradores de piedras.

Por otro lado, al igual que las novias celosas, uno anda por la calle pensando que a cada rato lo andan siguiendo. Si te reúnes con alguien que no es del agrado del Gobierno, así como sucede en el amor, hay que hacerlo a escondidas. Mantener una conversación con un opositor viene a ser, a fines de esta analogía, casi como irse con la moza. Sólo falta tener que ponerse bigote falso para tomar un café con un político no alineado.

A las novias controladoras no les gusta que chupes mucho. Al Gobierno tampoco. Si te encuentran un domingo bebiendo, tanto el Gobierno como la mujer, te arman la del San Quintín. Si te ibas a un casino, la pareja bravucona te endosaba problemas de juego y hasta aseguraba que ahí es donde has de conseguir a ‘las podridas’. Los que nos gobiernan coinciden tanto con ese criterio, que hasta armaron consulta popular para cerrar esos ‘antros del demonio’.

Las mujeres celosas dicen que te maltratan por tu bien. Esto me suena conocido. Que los carajazos te los tienes merecidos por caretuco, mentirosito, bestia, en fin. Creo que entre el maravilloso mundo femenino y Carondelet han hecho una alianza. ¡Sálvese quién pueda! La única diferencia es que sin ellas no se puede vivir, mientras que con ellos, con ellos la verdad que no se puede sobrevivir.