Publicada en La Hora el jueves 22 de agosto de 2013
De forma iluminada, se ha propuesto que los diarios sólo sean
digitales, para evitar la tala de árboles. ¡Oh gran palabra bendita! Con
esta revelación y entusiasmado por estas iniciativas, propongo otros
elementos nocivos que deben ser extirpados de esta malévola sociedad
consumista y contaminante.
Propongo eliminar los preservativos, aquellos símbolos de Caín que succionan el caucho de nuestra selva virgen. “Pero se regarán las enfermedades”. Ah, ¿no te gusta?. Consulta pa’ ti.
Es vital erradicar el uso del papel higiénico. Cuánto despilfarro de papel, cuánta peluconería. “Pero vamos a andar apestositos”. Ah, ¿no te gusta? Consulta pa’ ti.
No podemos seguir viviendo a sabiendas de que las carteras de las mujeres están llenas de elementos ajenos al Sumak Kawsay. ¿Quésf eso de los coloretes importados? Son elaborados en corrosivos procesos químicos. “Pero queremos vernos guapas”. Ah, ¿no les gusta?, consulta pa’ ustedes y achiote pa’ el cachete. Además, agentes de inteligencia ambiental han visto a las damas con unos tales ‘splashes’ de un tal ‘Secreto de Victoria’. Por la característica ‘secreta’ de esa sustancia y el desconocimiento de la identidad de la tal Victoria, quedan bajo sospecha. El carácter misterioso hace suponer, tras exhaustivos análisis de agentes altamente calificados, que aquel líquido debe contener elementos letales para el ambiente. “Pero queremos oler rico”. Ah, carajo, anote secretario, consulta pa’ ellas y agüita de hierba luisa para que huelan bonito.
¿Y los hombres? Ni crean que por ser del género se van a salir con la suya. Todos pagan. ¿Creen que no los he visto con sus cremitas de después de afeitarse? Entiendan que están en otro tiempo histórico. Son cremas hechas por transnacionales maquiavélicas que no tienen escrúpulos al elaborar esos mejunjes. Propongo prohibir los ‘aftersheif’ y a cambio: grasa de puerco. ¿Y si no? Ya saben: Consulta pa’ ti.
Cuánta doble moral. Por suerte la cordura ha llegado a esta noble tierra y las propuestas se manejan sin revanchas, sino con el mayor de los equilibrios racionales. Hasta la victoria siempre.
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