jueves, 30 de mayo de 2013

El éxito de un hombre feo



Columna publicada el 30 de mayo de 2013 en La Hora 

Alguna vez que tuve la oportunidad de charlar con él, le pregunté cómo un hombre tan feo podía tener tanto éxito en televisión. Él me quedó viendo, apagó su cigarrillo y tras eternos segundos de silencio me respondió: “¿Qué, no me ves? Si soy alto, rubio, de ojos claros”. En realidad tenía frente a mi a un caballero gordo, con una barba que cubría gran parte de su rostro, olía a cigarrillo y lucía una cabellera poco poblada.

Como en aquellos días recién me entrenaba en los finos artes del salvajismo bestial (léase periodismo), me preocupé por si mi pregunta había rebasado el respeto y pensé que me esperaba un poderoso manotazo. Pero no, él echó a reír y dimos rienda suelta a una sazonada conversación sobre periodismo y otras hierbas.

Era Jorge Lanata, a quien vi el domingo en sus mejores galas, por no decir más feo que nunca. Estaba embalado en una camiseta de la selección argentina, con pantalones cortos y zapatos de fútbol.

Pese a lo bizarro de la imagen, su programa Periodismo para Todos volvió a adueñarse del raiting de la TV argentina. En competencia por la audiencia estaba un partido de Boca. Con una artimaña, el Gobierno de la señora de K puso el fútbol a esa hora para ver si lograba despegar a los televidentes del programa de Lanata, desde donde se disparan escalofriantes denuncias de corrupción en el Gobierno. Pese a que Boca es Boca, los argentinos prefirieron ser fieles al gordo.

Lanata ha puesto roja a la Casa Rosada, pero principalmente ha demostrado que el periodismo está vigente, pese a la moda de los regímenes totalitarios, bañados en falsas democracias. Ha demostrado que vale la pena seguir rebuscando en los subsuelos de los poderosos para encontrar el dinero negro, ha dejado en claro que no hay bóveda que pueda esconder la verdad para siempre, ha repartido ánimos a los que andamos en esta vaina.

Lanata termina sus programas sin saber si la próxima semana estará al aire. Una incertidumbre clásica de este oficio y que en países ‘revolucionarios’ es pan de cada día.
Pero me queda claro ¿Por qué el feo Lanata tiene éxito en TV? Bueno, la verdad vende.

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