Rafael Vicente

Columna publicada el juves 5 de julio en La Hora
 
Esta vez te escribo a ti, Rafael Vicente. Entiendo que eres un asiduo lector de las líneas que escribe este modesto periodista, “limitado”, como me llamaste en tu último enlace sabatino. Me alegro, no porque me llames así, sino porque leas; es una buena costumbre. 

Han pasado ya algunos enlaces en los que te has referido a mí. Gracias por el gesto, buen dato que te acuerdes ‘diuno’. Pero para que cuando me nombres tengas algo más de conocimiento, te escribo un poquito.

Primero, en el diario en el que trabajo no soy el director, como repetidamente mencionas. Así que no veas en mí a un malvado opositor que prepara conjuros diarios para hacerte el mal. Soy un periodista joven en rol de pagos, que aporta al IESS, paga impuestos, sus deudas y que trata de hacer su trabajo bien, porque así como dices que eres tú, yo también soy un enamorado de este país. Mira, hemos tenido los mismos gustos.

Me has dicho limitado mental. Estoy seguro que nadie en este país puede llegar a tu nivel intelectual, seguro que si alguien lo hace se le reducirán puntos en algún concurso del Consejo de Participación Ciudadana. Pero bueno, me conformo con saber que dentro del grupo de los limitados (club que tú has creado) está gente como Mario Vargas Llosa, entre otros cortos de cerebro. Pues entonces sí, soy limitado y eso me parece bacán. Es tan chévere mi limitación que desde los 25 años soy catedrático universitario y, además, sin ganas de promocionarme, soy Máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid. Sí, Máster, de esos títulos de cuarto nivel que tanto te agradan y por los que halagas a tus ministros.

Además, de paso te digo que te asesoran mal, pues cada vez me cambias de progenitor y nadie te lo advierte. No, no, no, no te digo limitado por esos errores, solo te pongo al tanto de los detalles. De nada, cuando quieras. Ya sabes...

En fin, se me agota el espacio. En realidad quisiera decirte un par de cositas más, avisa cuando tengas tiempo. Solo para terminar te digo, asócialo si quieres a mi limitación, pero en el 2006, cuando parecías buen dato, voté por ti. Y como ya somos panas, acolita, no me persigas.

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