Lavado limpio, seco y seguro

Columna publicada el jueves 28 de junio en La Hora

Seguimos en la lista de lavanderías del planeta. Al parecer somos una eficiente industria de lavado en seco. Utilizamos procesos de última generación para mantener los más altos estándares en el cuidado de sus billetes.

Contamos con los mejores detergentes del mundo para sacar las manchas de su dinero. Todo con la más alta higiene y confidencialidad. Tenemos en nuestro sistema personal capacitado en la preservación y limpieza de fortunas. Satisfacción garantizada.

A los ojos de quien no es cliente de esta lavandería las cosas parecen ajenas e incluso inentendibles. Luego salen en Carondelet a decir que no hay problema, que estar en la lista negra del GAFI no es gran drama. ¿No es gran drama?

Dejemos a un lado el hecho de que esta calificación nos pone entre las economías sospechosas del planeta y las consecuencias de imagen que eso puede representar. El asunto es que el dinero que recibimos de cambio en la tienda puede tener un pasado oscuro antes de pasar por nuestra lavandería.

Si bien hay sectores más vulnerables al lavado, como vehículos e inmuebles, ese dinero termina regado por las calles, en las carteras de gente honesta que no imagina que el billete de 20 que lleva en el bolsillo provenga de la industria del crimen, que por ese el se mataron en muchos casos seres humanos. Sí, señor, ese billete de cinco con el que paga sus tabacos puede venir del narcotráfico, una industria poco inocente con miles de muertos en su conciencia.

No se sienta mal, no es culpa suya, es culpa de un sistema permeable, de alta fiabilidad en el momento de garantizar un lavado rápido, limpio y seguro. Es preciso cerrar la lavandería, alejarnos del negocio sucio de los detergentes financieros y así andar con plata limpia, limpia de pasado. Orgullosos de que tenemos una economía segura a la que no se le cuelan las monedas del crimen.

Que los trapos sucios ya no se laven en nuestras máquinas centrífugas financieras, que utilicemos ese detergente para lavar la cara del país en el extranjero. Necesitamos una lavandería para poder lavar la nuestra.


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