martes, 29 de noviembre de 2011

El futuro simpre llega


Columna publicada en La Hora el 24 de noviembre de 2011

El líder carismático, autoritario, populista, que creyó que estaba sobre el bien y el mal ahora las verá crudas. Bien dice el dicho que la justicia tarda, pero llega.  ¿Se creía muy poderoso? ¿Muy guapo? ¿El sexy adalid de la política? Andaba por el país arrancando sonrisas, enamorando a las votantes y creyendo que su mandato sería para siempre. El Adán de la patria, el salvador. Caramba, cómo da vueltas esta vida.

Mientras estaba en el trono destruía a sus enemigos, chabacanamente desprestigiaba a todo aquel que pensara diferente, lanzaba su imperio mediático sobre cualquier libre pensador. Vehículos blindados, comitivas sobrealimentadas para viajes oficiales, oscuros personajes que rodeaban su poder. Quién diría que el que la hace la paga, que el futuro siempre llega, que las esperanzas no se extinguen. ¿Creía que la falsa sonrisa lo mantendría a salvo? ¿Qué su mayoría parlamentaria era a prueba de cualquier misil? Ups...

Acudía a tribunales para ejercer presión y ahora le toca estar del otro lado. La sonrisa ya no está tan clara. Dicen que aún hay gente que lo protegerá, que dejó raíces en las estructuras de poder. Debe ser cierto, un poder así no es fácil de extirpar.

Perder el dominio es devastador para un aprendiz de monarca, pero quizá sea más triste ver al pueblo celebrar cuando han logrado arrancar esas garras del corazón de su país, ver a la gente sencilla brindar cuando el líder se escapa de palacio. 

¡Ay, anhelada impunidad! El recuerdo de aquellas leyes que lo protegían mientras era el bombillo de la farra del poder, deben provocar un macabro chuchaqui moral. Ya no están todos los acólitos que no faltaban mientras se sentaba en su trono.

Bueno, no todo es color de hormiga,  las penas con dinero son menos, dicen, y de su imperio logró sacar su provechito. Pero ahora sin él, el pueblo es libre, recupera las esperanzas.

Ay, señor Berlusconi, ¡vaya Italia que dejó atrás! Ahora está ante la justicia, para tratar de justificarlo todo. Sus parrandas, sus negocios, su poder desenfrenado. Quién diría que el futuro siempre llega.

levivanco@lahora.com.ec

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