jueves, 20 de octubre de 2011

Que ni-vea doña Matilde


 Columna publicada el jueves 13 de octubre de 2011 en La Hora


Una mujer de 45 años es una mujer joven. Una dama de cuatro décadas es activa, bella, inteligente y sobre todo productiva. Pero carambas, resulta que ahora se plantea jubilarlas a esa edad. Ni siquiera estoy seguro de poder llamarlas señoras sin antes recibir un “soy señorita” por respuesta. Si les digo jubiladas corro el riesgo de volver a casa con la marca de una veloz cachetada en todo mi rostro.

En la Asamblea debaten si es mejor enviar a las mujeres con 25 años de aportes a tejer en la casa. Dicen que hay que cuidar a los niños y ni sé qué otros disparates. Me imagino a una bella señora o señorita, como sea, en la Plaza Grande jugando dominó con los clásicos jubilados. No me cuadra mucho la imagen. Hay ministras y asambleístas que ya se irían al geriátrico gracias a la magia que se produce en algunas mentes legislativas.

Es mejor que nadie comente esto cerca de la tumba de Matilde Hidalgo de Prócer, quien en 1913 se convirtió en la primera bachiller del Ecuador. Once años después logró ser la primera en votar en América Latina. Doña Matilde era de pocas pulgas y con estas ideas es capaz de perseguir por los oscuros pasillos de la Asamblea a los legisladores autores de estos desvaríos. Un siglo de lucha para que las mujeres sean tratadas por igual y ahora las quieren mandar a la casa, con argumentos de falso humanismo.

Si a los 45 ahora recién son madres, a los 45 logran el cargo directivo por el que tanto han luchado, hablen serio, ¿a la casa con pensión y papilla? Si los bares de la ciudad están llenos de mujeres alegres de esa edad que acaban con los margaritas y son el alma de la fiesta, ¿habrá que ponerles camisón y entregarles un andador?

Hay que hablar bajito, que no nos escuche doña Matilde, porque no sabemos cómo va a reaccionar cuando se entere de que, para colmo, fue una lojana la que trajo la idea  a cuento: Nívea Vélez, parlamentaria por la Centinela del Sur. Entonces, mejor dicho, sería importante que doña Matilde no oiga estos cuentos, que ni-vea estas extravagancias. 

levivanco@lahora.com.ec
TWITTER: @luisevivanco

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