Columna publicada el jueves 20 de octubre de 2011 en La Hora
Los amigos son amigos. En las buenas y en las malas. Pero no siempre las fotos demuestran ese vínculo. Que los presidentes, cuando el protocolo lo ordena, tengan que abrazarse y mostrar amistad de la buena, no quiere decir que anden por los mismos chaquiñanes. El buen amigo Ollanta vino a Quito y el nuestro era feliz de que su ‘pata’ peruano, antes de tomar posesión, despotrinque contra la prensa libre. ¡Carambas!, habrá dicho. Uno más al equipo, habrá pensado.
Pero qué mala pata, el ‘pata perucho’ no ha sido de la gallada del comandante de Caracas. El lunes, en reunión con la SIP invito a la prensa a trabajar juntos por la democracia. ¿Democracia? ¿Trabajar juntos? Conceptos un poco vagos en los pasillos ecuatoriales. Qué mala pata, ya no se podrán hacer ‘polladas’ para insultar a los medios y así seguir juntos en el largo cuento de las reelecciones.
Pero en respuesta a la actitud de don Ollanta, el comandante de Caracas, a la distancia, desde el cuarto de un hospital de una isla caribeña, logra, a través de sus funcionarios de rojo, que un canal de televisión sea sancionado con dos millones de dólares por apología de la violencia.
Globovisión fue multado por la cobertura de la toma carcelaria, aquella crisis del penal El Rodeo que el Gobierno venezolano no supo domar y que por su puesto el Comandante vio por televisión. Esos días andaba en la isla caribeña, donde sus amigos. En vez de cambiar de canal, nada mejor que multar con unos milloncitos para mantener la costumbre.
Parece que las sanciones a la palabra libre ahora tienen tarifario. Nada por debajo del millón. Me suena conocido. Pero acá somos de a cuarenta. Nada de nimiedades.
Al baile antidemocrático le falta un bailarín; al parecer no se servirá pisco en las reuniones antiprensa. Ron del Caribe, por supuesto. Un traguito de Pájaro Azul, faltaba más. Échale Caña Manaba al festín,;perdón, con Manabí la cosa no está tan alegre. Cierto, el martes hubo desalojos violentos en Río Grande, por Chone. Ah, ahí se hacían obritas “por compasión”. Mejor no hacer la fiesta en Manabí.
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