jueves, 14 de julio de 2011

Mundo Ruin



Mi columna publicada el jueves 14 de julio de 2011 en La Hora

Hoy no habrá analogías jocosas, ni lecturas políticas con confeti, hoy hay pura rabia, consternación, desgarro, decepción, congoja. Escribo estas líneas con furia y vergüenza. Redacto este texto para evacuar el veneno.

Imagino a un gran hombre, casi ciego, tratando de huir del fuego, intentando escapar de un cobarde sicario que carga un arma de asalto. Esa imagen antecedió al horror, ese magnicida apagó la voz de los indios, de los mestizos, de los blancos, de los vagos, de los intelectuales, de los amigos, de los sabios. Esa imagen me provoca escalofríos, me causa arcadas al entender en qué mundo tan ruin habitamos.

Capítulos de esta humanidad que avergüenzan ser parte de ella. El mundo nos entrega a Facundo Cabral y el mundo se encarga de arrancárnoslo de la forma más miserable, dejando un vacío gigante que nos recuerda que cada vez somos menos libres, menos inteligentes, menos Cabral.

Hay que ver qué tan estúpidos podemos llegar a ser para arrebatar de nuestra tierra a los únicos que la liberan, a los únicos que hacen de este pedazo de universo un lugar menos hostil, menos deprimente. A quienes logran que la libertad se puede sentir en una copla.

Lo ocurrido en Guatemala borra las señales del camino, nubla los sueños. Las únicas esperanzas que quedan, mientras este planeta se encharca en su odio, es recordar al maestro y tener en cuenta “que no hay muerte, hay mudanza, que del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa”. Ahora también Facundo. Espero, con la poca esperanza que me queda, que exista ese espacio que prometió Cabral, que exista ese lugar donde el maestro comparta un brandy con su Dios.

“Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo”, decía Facundo. Cuando me reponga de este golpe, lo intentaré maestro, juro que lo intentaré.

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