Mi columna publicada en La Hora el 28 de julio de 2011
Qué bien le haría a Mauro Andino ir a Medio Oriente y qué bien les caería a los países árabes recibir a este riobambeño. Cuánta envidia sentiría Muamar Gadafi, dictador de Libia y amigo de Rafael Correa, de que Ecuador cuente con este parlamentario de primera, fiel a su líder.
Al derrocado tirano de Egipto, Hosni Mubarak, también le habría caído de perlas tener a Andino en su equipo. Deberíamos mandarlo en comisión de servicios para que difunda por esos desiertos su manual para silenciar la opinión y defender la revolución. Producto fino de exportación.
El riobambeño es el redactor de la ley mordaza e incluyó en su lista de control a las redes sociales. Ahora dice, al sentir el rechazo público, que ya no, que va a borrar ese renglón, que perdonarán no más. Habrá que ver.
El problema es que el pajarito del Twitter es un pajarraco apetitoso, pero incontrolable.
El pajarito no cae ante los escopetazos de los cazadores de la libertad. Eso lo saben bien los tiranos árabes, pues por esa vía la gente se liberó, se convocó y lucha contra los caudillos. Pajarraco maldito, por qué no te vistes de verde, por qué no eres un lindo lorito verdoso que repita las trilladas frases de la revolución, que tanto nos gustan.
En esa red se escucha el pío pío de la ciudadanía, un pío pío que ensordece al poder. Qué ganas tendrían en Carondelet de comer pollo frito y usar de servilletas los tratados internacionales de derechos humanos.
Gadafi, en su búnker de Trípoli, debe estar buscando cómo convocar a Andino. Quizá llame a su amigo Rafael para que se lo preste un ratito.
Mauro es valiente, no le importará salir de los fríos riobambeños a los violentos soles africanos. Todo para ver la forma de controlar la expresión y cuidar la honra de los líderes de harto poder.
Si es que Andino viaja al Magreb, suerte en su lucha revolucionaria. ¡Viva la revolución! ¡Abajo la libertad de expresión! Nota: Espero con estas últimas frases evitar una demanda millonaria.
levivanco@lahora.com.ec
TWITTER: @luisevivanco
jueves, 28 de julio de 2011
miércoles, 27 de julio de 2011
'Me la gané'
PORTADA DE LA REVISTA VANGUARDIA DE LA SEMANA DEL 25 AL 31 DE JULIO DE 2011.
Una apuesta editorial fuerte, frontal. Muestra con semiótica poderosa el fallo judicial que obliga a Emilio Palacio, exeditor de Opinión de El Universo y a tres directivos del medio, a pagar 40 millones de dólares a Rafael Correa. Además, obliga a los acusados a pasar tres años en prisión. Todo por una columna de opinión.
Opinión de un ‘chiro’
Mi columna publicada el jueves 21 de junio de 2011 en La Hora
Me niego, no quiero. Ser un payasito no es el objetivo de mis días. Andar tras un funcionario con carita alegre, tomando nota y esperando que me llame a formar parte de su despacho no está en la lista de mis anhelos profesionales. Siempre he querido ser un periodista crítico, que trabaje para el lector, no para el que lo gobierna. Pero hoy el miedo provoca turbulencias en ese viaje.
Abro mi billetera y veo que no puedo ser tan crítico. Soy un periodista ‘chiro’, un columnista ‘chiro’, un ecuatoriano ‘chiro’. No tengo los 10, 50 u 80 millones para poder enfrentarme al dueño de este circo. Temo al redactar estas líneas, temo al conducir hacia casa, al contestar el teléfono.
Tengo claro que hay que estar alerta. Alerta, alerta, alerta que camina la espada de Damocles por América Latina. Sobre cada editorial pende una poderosa espada que al menor rugido del poder puede caer sobre las cabezas de quienes creen que hablar libremente era un regalo de la humanidad, no un premio del poder.
He tenido que consultar a mi contador imaginario, para que me diga si estoy en capacidad de seguir escribiendo y ha puesto cara de: ‘fregado’. La economía de la libertad está en profunda crisis, me dijo. En la cuentas de casa he tenido que reservar la cuota del arriendo, de la papa, del auto, del impuesto verde y una buena parte para eminentes demandas de funcionarios que andan tristes con honras mancilladas.
También he revisado si tengo un Secretario de Comunicación que prepare toda una campaña mediática con recursos públicos para defenderme, si puedo conformar un tridente judicial para allanar mi camino, si tengo hordas enamoradas para sentir respaldo. Nada, no tengo nada.
Luego de la audiencia de ‘El Universo’ corrí a casa, rompí mi ‘chanchito’ para ver hasta cuándo podré ser periodista. Vaya triste resultado, cuatro monedas de libertad devaluada no serían suficientes. ¿Y ahora? ¿Qué hago con mi pensamiento libre? ¿Qué hago con estas líneas? Solo espero que a la democracia alguien le ponga un lindo epitafio.
levivanco@lahora.com.ec
TWITTER: @luisevivanco
Me niego, no quiero. Ser un payasito no es el objetivo de mis días. Andar tras un funcionario con carita alegre, tomando nota y esperando que me llame a formar parte de su despacho no está en la lista de mis anhelos profesionales. Siempre he querido ser un periodista crítico, que trabaje para el lector, no para el que lo gobierna. Pero hoy el miedo provoca turbulencias en ese viaje.
Abro mi billetera y veo que no puedo ser tan crítico. Soy un periodista ‘chiro’, un columnista ‘chiro’, un ecuatoriano ‘chiro’. No tengo los 10, 50 u 80 millones para poder enfrentarme al dueño de este circo. Temo al redactar estas líneas, temo al conducir hacia casa, al contestar el teléfono.
Tengo claro que hay que estar alerta. Alerta, alerta, alerta que camina la espada de Damocles por América Latina. Sobre cada editorial pende una poderosa espada que al menor rugido del poder puede caer sobre las cabezas de quienes creen que hablar libremente era un regalo de la humanidad, no un premio del poder.
He tenido que consultar a mi contador imaginario, para que me diga si estoy en capacidad de seguir escribiendo y ha puesto cara de: ‘fregado’. La economía de la libertad está en profunda crisis, me dijo. En la cuentas de casa he tenido que reservar la cuota del arriendo, de la papa, del auto, del impuesto verde y una buena parte para eminentes demandas de funcionarios que andan tristes con honras mancilladas.
También he revisado si tengo un Secretario de Comunicación que prepare toda una campaña mediática con recursos públicos para defenderme, si puedo conformar un tridente judicial para allanar mi camino, si tengo hordas enamoradas para sentir respaldo. Nada, no tengo nada.
Luego de la audiencia de ‘El Universo’ corrí a casa, rompí mi ‘chanchito’ para ver hasta cuándo podré ser periodista. Vaya triste resultado, cuatro monedas de libertad devaluada no serían suficientes. ¿Y ahora? ¿Qué hago con mi pensamiento libre? ¿Qué hago con estas líneas? Solo espero que a la democracia alguien le ponga un lindo epitafio.
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martes, 19 de julio de 2011
Carajo!
FOTO ALBERTO FRANCO, LA HORA
Hoy vimos cómo el poder puede hacerlo todo. Hoy vimos cómo la euforia del populismo logra acallarlo todo y cómo el sentido común es la absoluta nada. Ver lo sucedido en la audiencia de ElUniverso me provocó terror; asusta, asusta mucho. El presidente de la República enfrentando a un diario, aupado por el poder del caudillismo y negándose a toda conciliación. Conciliación es quizá una palabra que aquel señor no conoce, que su significado le es ajeno por su educación.
Este es un capítulo que el señor Presidente estaba esperando, siempre ha dicho que desde joven odia a ese diario, pues solo esperaba tener poder para acabarlo y está a punto de hacerlo. Un país manejado con odio, con puro rencor. Qué miedo, da mucho miedo. ¿Es hora de salir del país? Aún no tengo la respuesta, pero cada vez me veo más tentado a reservar un pasaje y volar lejos de esta tierra circense, donde solo el dueño de la carpa tiene la razón. No quiero ser un payaso, me niego a ser payaso y seguir al poder con libreta en mano para decir sólo lo que a él le guste. No soy el bufón de nadie para bailar al ritmo de Pueblo Nuevo o de cualquier otra sonata revolucionaria de revolucionarios del nepotismo, de la prepotencia, de la más absoluta incapacidad humana para entender que hay que vivir con racionalidad. Volvemos a la jungla.
Ya no tengo esperanzas en que los jueces entiendan que la opinión es libre y que un funcionario público debe saber aceptarla, ya no sueño con eso a puertas de que se haga con la justicia lo que venga en gana, como los peores días de la maldita noche neoliberal, maldita porque a parte de todo lo que hizo, nos obliga a tener que aguantar esta revancha enfurecida, que atenta contra todos, contra todo nivel de humanidad. Ya no tengo esperanzas, solo espero que estas líneas y las que publico a diario no me lleven a la cárcel y me pidan millonadas para seguir alimentando el poder y las fortunas de otros. Solo pido que al Ecuador, le pongan algún buen epitafio.
jueves, 14 de julio de 2011
Mundo Ruin
Mi columna publicada el jueves 14 de julio de 2011 en La Hora
Hoy no habrá analogías jocosas, ni lecturas políticas con confeti, hoy hay pura rabia, consternación, desgarro, decepción, congoja. Escribo estas líneas con furia y vergüenza. Redacto este texto para evacuar el veneno.
Imagino a un gran hombre, casi ciego, tratando de huir del fuego, intentando escapar de un cobarde sicario que carga un arma de asalto. Esa imagen antecedió al horror, ese magnicida apagó la voz de los indios, de los mestizos, de los blancos, de los vagos, de los intelectuales, de los amigos, de los sabios. Esa imagen me provoca escalofríos, me causa arcadas al entender en qué mundo tan ruin habitamos.
Capítulos de esta humanidad que avergüenzan ser parte de ella. El mundo nos entrega a Facundo Cabral y el mundo se encarga de arrancárnoslo de la forma más miserable, dejando un vacío gigante que nos recuerda que cada vez somos menos libres, menos inteligentes, menos Cabral.
Hay que ver qué tan estúpidos podemos llegar a ser para arrebatar de nuestra tierra a los únicos que la liberan, a los únicos que hacen de este pedazo de universo un lugar menos hostil, menos deprimente. A quienes logran que la libertad se puede sentir en una copla.
Lo ocurrido en Guatemala borra las señales del camino, nubla los sueños. Las únicas esperanzas que quedan, mientras este planeta se encharca en su odio, es recordar al maestro y tener en cuenta “que no hay muerte, hay mudanza, que del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Michelangelo, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa”. Ahora también Facundo. Espero, con la poca esperanza que me queda, que exista ese espacio que prometió Cabral, que exista ese lugar donde el maestro comparta un brandy con su Dios.
“Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo”, decía Facundo. Cuando me reponga de este golpe, lo intentaré maestro, juro que lo intentaré.
lunes, 4 de julio de 2011
Agriuras
Columna publicada en La Hora el 3 de julio de 2011
Agriuras
A mí me han dicho que las obsesiones son malsanas, que causan gastritis y que es mejor dar una sonrisa a los enemigos. No es que yo los tenga, no no no, ni más faltaba. Ando por el mundo comiendo perdices, soy casi un ‘teletubi’. Lo digo por otros.
Pero resulta que la gastritis se ha convertido en pandemia. Sí señor, es ahora algo casi viral de espeluznante diseminación oficial. Es una enfermedad que se adquiere por decreto y que la diagnostican en hospitales móviles.
Hay que andar bravos, dicen. Obsesionarse con el mismo enemigo ayuda a no dejar de padecer este mal, que, al parecer, no es tan mal, porque mal no se está cuando con los bravos se anda. Pero ojo, ¡frunza el ceño!
Si se tiene un micrófono, ataque a un periodista, eso está de moda y será aceptado con fanfarrias en el club de los ‘quitarándeahi’. Al poco rato sentirá burbujear el abdomen con infinito amor. Ojo, niegue cualquier ‘alka seltzer’, pues si se le quitan las agriuras, se le cambia el genio y desentona, pues de mal genio andan todos, desde el nivel mayor. Siempre en estado febril, ajenos a la ‘milanta’ del diálogo.
Si anda así y, por su puesto, se obsesiona, el contacto con el mundo terrenal será esporádico y, por su puesto, nocivo. Por tal motivo, y si ha demostrado enfado del bueno, se le asignarán vehículos, policías, despachos, embajadas. Podrá cruzar la ciudad sin ver mortales, ni picos ni placas, peor choros y sicarios, esos ni existen ya en este nuevo mundo oficial. Felicidades, lo ha logrado.
A mí siempre me han dicho que no hay que andar amargado, que disfrute cada mañana, que tienda la mano al adversario, que salude en la calle y que, en fin, goce la vida y la democracia. Así que adiós a los autos, a los guardaespaldas, a los viajes y a los despachos. Así que hola a los choros, a los sicarios y a los insultos. A la final, estoy en la fila de los mortales.
levivanco@lahora.com.ec
TWITTER: @luisevivanco
Agriuras
A mí me han dicho que las obsesiones son malsanas, que causan gastritis y que es mejor dar una sonrisa a los enemigos. No es que yo los tenga, no no no, ni más faltaba. Ando por el mundo comiendo perdices, soy casi un ‘teletubi’. Lo digo por otros.
Pero resulta que la gastritis se ha convertido en pandemia. Sí señor, es ahora algo casi viral de espeluznante diseminación oficial. Es una enfermedad que se adquiere por decreto y que la diagnostican en hospitales móviles.
Hay que andar bravos, dicen. Obsesionarse con el mismo enemigo ayuda a no dejar de padecer este mal, que, al parecer, no es tan mal, porque mal no se está cuando con los bravos se anda. Pero ojo, ¡frunza el ceño!
Si se tiene un micrófono, ataque a un periodista, eso está de moda y será aceptado con fanfarrias en el club de los ‘quitarándeahi’. Al poco rato sentirá burbujear el abdomen con infinito amor. Ojo, niegue cualquier ‘alka seltzer’, pues si se le quitan las agriuras, se le cambia el genio y desentona, pues de mal genio andan todos, desde el nivel mayor. Siempre en estado febril, ajenos a la ‘milanta’ del diálogo.
Si anda así y, por su puesto, se obsesiona, el contacto con el mundo terrenal será esporádico y, por su puesto, nocivo. Por tal motivo, y si ha demostrado enfado del bueno, se le asignarán vehículos, policías, despachos, embajadas. Podrá cruzar la ciudad sin ver mortales, ni picos ni placas, peor choros y sicarios, esos ni existen ya en este nuevo mundo oficial. Felicidades, lo ha logrado.
A mí siempre me han dicho que no hay que andar amargado, que disfrute cada mañana, que tienda la mano al adversario, que salude en la calle y que, en fin, goce la vida y la democracia. Así que adiós a los autos, a los guardaespaldas, a los viajes y a los despachos. Así que hola a los choros, a los sicarios y a los insultos. A la final, estoy en la fila de los mortales.
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