Publicado en La Hora el 14 de junio 2012
Cuando prendí la tele para ver el show del rompeperiódico (no soy masoquista, me tocaba) no vi a Tico Tico. Sin embargo, le escuché decir a la estrella del espectáculo una cosa que no me la creía. “Estamos estudiando dejar de dar entrevistas a medios privados”. Vaya perla, dije en mis adentros. ¿A las puertas de una campaña electoral? me pregunté.
Quise pensar que se trató de uno de sus lapsos, que al día siguiente saldrá a decir que lo han tergiversado malvados periodistas con un zapato en la cabeza o cualquier otro insulto que repite a menudo. Pero nada, parece que es cierto. ¿La plena? Pues por mí mejor, la verdad.
Si ya no hay ninguna diferencia. El acceso a la información pública es más complicado en este país que conseguir bielas en domingo. La típica, cuando uno quiere hacer un reportaje ya se da por descontado que no se contará la versión del ministro, se hace el intento para dejar constancia del esfuerzo. “Buenas, vengo a ver si me pueden dar los datos de un tema en especial”, dicen los reporteros en los obstáculos de los departamentos de comunicación. “Sí claro, debe dejar una carta y no nos llame, nosotros le llamaremos”. De ‘ley’, espere sentado humilde reportero.
Informar es un derecho que ejercemos los periodistas por obligación con nuestros lectores, pero esas revelaciones no pueden esperar el ritmo de ‘Ruga la tortuga’ que tienen los departamentos de comunicación. Así que a la final, que no vayan a los medios privados viene a dar igual. Claro, luego dirán que los periodistas son corruptos, que no han puesto su versión. “Clausúrese, confísquese, incáutese, enjuíciese, insúltese”.
No sé si la Ministra de la Política solo tenía ‘tola’ la voluntad de contentar al rompediarios. El ministro de bicicletas y extranjería dijo que él no sabe si hay la directriz de decir ‘pa ti sí’, ‘pa ti ñó’, al momento de hacer el ejercicio obligatorio de transparentar la información de interés público. Luego don Alvarado ya dijo que ‘simón’, que nada para los privados.
Ya veremos la tragedia de perdernos en TV la amabilidad del cuencano del Interior, la poesía del exbestia salvaje y hoy agricultor. Qué tristeza, la tele no será la misma. Mejor.