Editorial de NYTIMES sobre caso El Universo (24-01-2012)
President Rafael Correa of Ecuador is leading a relentless campaign against free speech, harassing his critics, forcing independent broadcasters off the air and hijacking the nation’s courts in his bid to bankrupt the country’s largest newspaper.
After Emilio Palacio, the editorial page editor of El Universo, wrote a column accusing Mr. Correa of ordering the army to open fire on a hospital during a police protest, Mr. Correa filed a criminal suit against the editor and three of the paper’s directors, claiming “aggravated defamation of a public official.”
Despite outrageous irregularities — the case was finally decided by a “temporary magistrate” who, according to an independent forensic analysis, may have outsourced the job of writing the decision to the president’s lawyer — an appeals court confirmed a $40 million award for the president, plus three-year sentences for the directors and Mr. Palacio. A final appeal by the directors is expected to be heard on Wednesday. Mr. Palacio has run out of appeals.
Looking forward to next year’s presidential elections, in which he is likely to run, Mr. Correa has also pushed through a law that would forbid the news media from “either directly or indirectly promoting any given candidate, proposal, options, electoral preferences or political thesis, through articles, specials or any other form of message.”
Mr. Correa’s assault on the press has rightly drawn criticism from the Special Rapporteur for Freedom of Expression at the Organization of American States. Now he is trying to silence the rapporteur. Last month, his government presented the O.A.S. with recommendations to “improve” the special rapporteur, by reducing its financing, limiting the scope of its annual reports and imposing a code of conduct to restrict its independence.
The United States and others only belatedly recognized what Mr. Correa was up to. In December, the O.A.S. adopted a broader final report on the Inter-American Commission on Human Rights monitoring system that included some of the recommendations. When the O.A.S. ambassadors meet in Washington this week, they should do all they can — there is room to maneuver — to protect the financing and the voice of the rapporteur. Mr. Correa, predictably, couches his moves in populist rhetoric. “When we are liberating our states from the de facto powers that always dominated them — like the power of information — these de facto powers accuse us,” he said in a speech before Latin-American leaders in December. There is no doubt that his assault on a free press is an assault on democracy.
Latin America has a bitter history of authoritarian rule. It has struggled hard to get beyond those days. All of the hemisphere’s democratic leaders, including President Obama, need to push back against Mr. Correa.
TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL
Ataque a la Democracia
El Presidente Rafael Correa de Ecuador lidera una obstinada lucha contra la libertad de expresión, persiguiendo a sus críticos, forzando a medios independientes a salir del aire y secuestrando las cortes de la nación en su apuesta por quebrar al periódico más grande del país.
Después de que Emilio Palacio, editor de opinión de El Universo, escribiera una columna acusando al señor Correa de ordenar al ejército que dispare a un hospital durante una protesta policial, el señor Correa interpuso una demanda en contra del editor y tres de los directivos del diario, alegando "difamación grave de un funcionario público".
A pesar de escandalosas irregularidades -el caso fue finalmente juzgado por un "magistrado temporal" quien, de acuerdo a un análisis forense independiente, pudo haber tercerizado el trabajo de escribir la sentencia al abogado del Presidente- una corte de apelaciones confirmó un premio de 40 millones de dólares para el presidente, más sentencias de tres años para los directivos y el señor Palacio. Una apelación final de los directivos tendrá su audiencia este miércoles (24 de enero).
Al señor Palacio se le han terminado las apelaciones. Mirando hacia las elecciones presidenciales del próximo año, en las que probablemente participe, el señor Correa también ha impulsado una ley que prohibiría a los medios de comunicación "promover directa o indirectamente a cualquier candidato, propuesta, opciones, preferencia electoral o tesis política, a través de reportajes, especiales o cualquier otro tipo de mensaje".
El asalto del señor Correa a la libertad de prensa ha derivado, con razón, en una crítica de la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos. Ahora él intenta silenciar a la Relatoría. El mes pasado, su gobierno presentó ante la OEA unas recomendaciones para "mejorar" la relatoría especial, al reducir su presupuesto, limitar la envergadura de sus informes anuales e imponer un código de conducta para restringir su independencia.
Los Estados Unidos y otros tardíamente se han dado cuenta de lo que trama el señor Correa. En diciembre, la OEA adoptó un reporte final más amplio sobre el sistema de monitoreo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que incluyó algunas de estas recomendaciones. Cuando los embajadores a la OEA se reúnan en Washington esta semana, deberían hacer todo lo que esté a su alcance -hay espacio para maniobrar- para proteger el financiamiento y la voz de la relatoría. Es de prever que el señor Correa esconda su movida en una retórica populista. "Cuando intentamos liberar a nuestros estados de los poderes de facto que siempre los dominaron -como el poder de la información- estos poderes de facto nos acusan", dijo en un discurso ante líderes de América Latina en diciembre. No hay duda de que un asalto a la libertad de prensa es un asalto a la democracia.
América Latina tiene una historia amarga de gobiernos autoritarios. Ha luchado mucho para dejar esos tiempos atrás. Todos los líderes democráticos del hemisferio, incluyendo al presidente Obama, necesitan contener al señor Correa.
Los Angeles Times también se pronunció
El Presidente Rafael Correa de Ecuador lidera una obstinada lucha contra la libertad de expresión, persiguiendo a sus críticos, forzando a medios independientes a salir del aire y secuestrando las cortes de la nación en su apuesta por quebrar al periódico más grande del país.
Después de que Emilio Palacio, editor de opinión de El Universo, escribiera una columna acusando al señor Correa de ordenar al ejército que dispare a un hospital durante una protesta policial, el señor Correa interpuso una demanda en contra del editor y tres de los directivos del diario, alegando "difamación grave de un funcionario público".
A pesar de escandalosas irregularidades -el caso fue finalmente juzgado por un "magistrado temporal" quien, de acuerdo a un análisis forense independiente, pudo haber tercerizado el trabajo de escribir la sentencia al abogado del Presidente- una corte de apelaciones confirmó un premio de 40 millones de dólares para el presidente, más sentencias de tres años para los directivos y el señor Palacio. Una apelación final de los directivos tendrá su audiencia este miércoles (24 de enero).
Al señor Palacio se le han terminado las apelaciones. Mirando hacia las elecciones presidenciales del próximo año, en las que probablemente participe, el señor Correa también ha impulsado una ley que prohibiría a los medios de comunicación "promover directa o indirectamente a cualquier candidato, propuesta, opciones, preferencia electoral o tesis política, a través de reportajes, especiales o cualquier otro tipo de mensaje".
El asalto del señor Correa a la libertad de prensa ha derivado, con razón, en una crítica de la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos. Ahora él intenta silenciar a la Relatoría. El mes pasado, su gobierno presentó ante la OEA unas recomendaciones para "mejorar" la relatoría especial, al reducir su presupuesto, limitar la envergadura de sus informes anuales e imponer un código de conducta para restringir su independencia.
Los Estados Unidos y otros tardíamente se han dado cuenta de lo que trama el señor Correa. En diciembre, la OEA adoptó un reporte final más amplio sobre el sistema de monitoreo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que incluyó algunas de estas recomendaciones. Cuando los embajadores a la OEA se reúnan en Washington esta semana, deberían hacer todo lo que esté a su alcance -hay espacio para maniobrar- para proteger el financiamiento y la voz de la relatoría. Es de prever que el señor Correa esconda su movida en una retórica populista. "Cuando intentamos liberar a nuestros estados de los poderes de facto que siempre los dominaron -como el poder de la información- estos poderes de facto nos acusan", dijo en un discurso ante líderes de América Latina en diciembre. No hay duda de que un asalto a la libertad de prensa es un asalto a la democracia.
América Latina tiene una historia amarga de gobiernos autoritarios. Ha luchado mucho para dejar esos tiempos atrás. Todos los líderes democráticos del hemisferio, incluyendo al presidente Obama, necesitan contener al señor Correa.
Los Angeles Times también se pronunció