jueves, 9 de junio de 2011

La Jugada

Mi columna publicada en La Hora el domingo 5 de mayo de 2011

La Jugada

“Bueno, el partido no estuvo ni bueno ni malo, realmente todo lo contrario. Se hizo lo que dijo el profe y logramos sacar los tres puntos, que es lo que importa”. La contradicción, el trabajo aplicado bajo la docencia de un sabio y un objetivo cumplido. Tres pilares donde se levanta la muy frecuentada cabaña  del discurso deportivo.

Esas frases salen siempre de bocas que jadean del cansancio, gotean sudor, después de alguna titánica gesta sobre las canchas. Esos héroes son ídolos de guambras. Pero llevar a esas figuras tan ajenas al mal agüero, a que atajen los penales de la política, es una jugada que delata  poco ‘fair play’.
Los manuales del juego ‘trucho’ dictan normas infalibles en épocas críticas, cuando el divorcio con el gol es evidente y en la tribuna suenan las pifias.
“Tengo la defensa un poco fatigada, medio estadio se me ha echado encima, me han sancionado internacionalmente, hecho siempre la culpa al rival”. Si se padece de estos síntomas, quizá se esté en un equipo que juega de verde y lleva el 35 en el dorsal.

Como lo hacen en todo el mundo, a las gradas hay que contentarlas y una contratación estrella siempre lleva público, hace vender boletos y, sobre todo, limpia la imagen del equipo tan criticado por la
prensa.

La estrella, sin saber hacia dónde lo llevan los dirigentes, se baña de pueblo, entra al campo sonriente y cuando empieza el toque, se da cuenta de que el equipo no sintoniza, cada uno anda de individualista, se ‘maman’ los que ya estaban cantados. La estrella se hunde junto al equipo y cuando la situación es insostenible, el ídolo, amado por todos, es puesto en la banca en reemplazo de un estrella más reciente, que mueva más el mercado de la credibilidad.

El antiguo héroe se apolilla en la banca, ya ni siquiera sale en TV. Pasan los meses, el equipo repunta y el gran arquero es ahora solo un recuerdo medio turbio, una carta quemada, un héroe empolvado. Eso sí, se cumplió con los tres pilares del discurso deportivo: el partido no estuvo ni bueno ni malo, se hizo lo que pidió el profe, el equipo logró los tres puntos que es lo que buscaba. Ojalá algún día cambie el deporte estas prácticas tan utilitarias y de paso, la política también.    

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