Hoy, jueves 28 de agosto amaneció la ciudad de Quito con un pequeño inconveniente: un paro de transportistas.
Por cuatro horas los ‘profesionales del volante’ se cruzaron de brazos para pedir el alza en los pasajes de 10 y 15 centavos, lo cual venía pidiendo sólo una parte del gremio.
Carajo, la pendejada es que soy editor de la sección Ciudad de un diario y no me enteré. Que vergüenza. Lo peor, o mejor dicho lo mejor, es que en la edición impresa de competencia tampoco se reportó el hecho.
Está claro que los conductores planificaron el efecto sorpresa y lo mantuvieron en secreto, pero, ¿cómo los medios no logramos enterarnos? Hay, no existen contactos cultivados ni criterio de investigación.
Me parece patético no haber podido advertir a mis lectores de La Hora que el bus que lo recoge en las mañanas para ir al trabajo no iba a pasar y que sea precavido para no atrasarse. Ese lector, que es mi jefe, probablemente dijo: “Que mierda de buseros y La Hora no me dijo nada”. Perdón por eso estimado usuario.
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