viernes, 4 de mayo de 2012
No metan ‘las manos del Ecuador’
Publicada el jueves 19 de abril en La Hora
Todos podemos estar cansados de ver las mismas caras en las cúpulas del deporte nacional. Las mismas caras desde hace fu. El cuento del recambio, las nuevas generaciones, todo positivo. Pero tal parece que quieren meter las ‘manos del Ecuador’ en las disciplinas deportivas.
Meter las manos está en boga. En la justicia, en el Legislativo, en las convenciones de derechos humanos. Meter mano, ahora frase tan noble. Parecería que solo faltaba el deporte, pero yo creo que hace rato estaba manoseadito.
Cuando uno llama a los panas, se pide unos ‘chaulafanes’, colitas por ser domingo y se sienta con la camiseta amada a ver el fútbol, empieza la cantaleta. “Sí viste, Cholito, las carreteras”, “Yo acuso a Rafael”, “bla, bla, bla”. A cada rato se interrumpen las voces de los relatores para dar paso a los manipuladores. Eso ya era meterle mano al balón. ¡Mano señor juez! Cierto, el árbitro está vendido por mandato popular.
Luego vino el cuento del canal del fútbol y las sospechas de que será un canal oficial. Pepa para subir el raiting y meter más mensajes de amor al mandamás. Para ese entonces ya bailaba en los itinerantes ‘Pepe Panchito’. Caramba, qué buen tipo es Cevallitos. Le dio una pinta bacán al gabinete, hasta goleaba en las encuestas de los ministros más chéveres. ‘Las manos del Ecuador’ manejaba el tema del canal con guante blanco. La bronca pasó a un ring con poca paz, entre el directivo blanco y otras canas eternas del fútbol nacional.
Pero ahora resulta que ‘Las manos del Ecuador’ quieren atajarse todas las federaciones, taparle los penales al deporte opositor. No digo que el olimpismo no necesite una sacudida, pero sería mejor si se la hace con la mano de derecha por el Ecuador, no con la izquierda de ‘Las manos del Ecuador’.
El deporte es muy rentable para los líderes políticos y los más autoritarios son los que entienden ese concepto mejor. Cuba tiene un posgrado en eso, sin olvidar al propio Stalin y el tristemente célebre Adolfo. Eso han entendido, al parecer, los organismos mundiales y velan porque el poder político no se sirva del deporte. No se sirvan, qué hambre tan insaciable por atragantarse con todo el pastel.
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