jueves, 2 de diciembre de 2010

"Estos documentos son un bocado muy apetecible para cualquier servicio de inteligencia"



Esta entrevista la realicé a Vicente Jiménez, director adjunto de diario El País, en medio de la tormenta de Wikileaks. Esta pieza se publicó en Diario La Hora de Quito. En la entrevista publicada en el diario he de reconocer un error. El cargo de Vicente Jiménez es director adjunto, no subdirector como erróneamente se apunta en el artículo. Disculpas a él y a los lectores. Aquí el texto.


El periodismo de las grandes conspiraciones visita poco las redacciones de los medios en el día día. Tampoco es común que cinco de los principales medios escritos del mundo trabajen coordinadamente con un material tan delicado. Pero los 251.287 documentos que el portal de internet Wikileaks entregó a The New York Times (EE.UU.), Le Monde (Francia), The Guardian (Reino Unido), Der Spieguel (Alemani) y EL País (España) han puesto al mundo de la diplomacia de cabeza. Son cables del Departamento de Estado norteamericano, en los que se revelan las estratagemas de la política exterior de la superpotencia en cada rincón del planeta. La relaciones internacionales  al desnudo.
El pasado domingo arrancaron las publicaciones y desde entonces la redacción de El País, en Madrid, no para. Todos atentos a las reacciones mundiales, a coordinar el trabajo con los otros cuatro medios, a proteger los datos. En su despacho, Vicente Jiménez, director adjunto de ese periódico, habla con La Hora en una entrevista que se interrumpe cada que esta lluvia de información secreta se vuelve torrencial.

Wikileaks ya filtró este año papeles secretos sobre las guerras de Afganistán e Irak a los mismos periódicos, pero El País es la primera vez que entra a este club ¿Cómo se gestaron los contactos?
No fue fácil, pues cuidan mucho su exposición pública. Logramos contactos con Julian Assange (fundador de Wikileaks) puramente periodísticos, por el interés que nos provocaba la organización y el portal. Les comentamos que teníamos interés en acceder a sus informaciones. Eso no se tradujo en nada en un primer momento, pero ellos valoraron la información y vieron que esta vez no era un asunto concreto como Irak y Afganistán. Eran decenas de temas que afectaban a decenas de países, gran parte de ellos de América Latina, países de lengua española. Se dieron cuenta de que para su estrategia, que yo la desconozco, la relevancia de El País era insoslayable.

¿Cuáles son los principales pilares de convenio?
Primero quiero desmentir que se trate de un acuerdo financiero, como ha empezado a decirse. El País no ha pagado ni un euro por esta información, igual que el resto de medios implicados. El único compromiso formal fue uno fácilmente asumible para cualquier periodista: contrastar la información.
Wikileaks insistió en que valoráramos qué aspectos pueden entrañar riesgos para algunas personas. Remacharon en que cualquier fuente que apareciera en eso cables y eso supusiera algún riesgo para ella en países donde los derechos humanos no están garantizados o las garantías jurídicas son débiles, tenía que ser borrada.

¿Qué países son esos?
China, Rusia, Irán, Pakistán…

¿En América Latina?
Venezuela, Cuba… No estoy descubriendo nada nuevo. Cualquier persona que suministre información en esos países corre riesgos. En algunos casos puede incluso perder la vida, en otros acabar en prisión o exiliado, en otros sufrir algún tipo de persecución.

¿O sea que tienen en su poder documentos muy delicados? ¿Cómo se está manejando el tema de seguridad?
Hay dos niveles de compromiso. El primero es el de mutilar documentos para no poner en riesgo la vida de la gente y para eso tenemos herramientas informáticas. Para ello, disponemos de un espacio en Internet del que no puedo dar detalles. Ahí los periódicos discutimos qué cables deben ser editados.
El segundo nivel es garantizar que la información está bien guardada. Son 250.000 documentos, la mayoría secretos, del Departamento de Estado. Son un bocado muy apetecible para cualquier servicio de inteligencia de cualquier país del mundo, para cualquier gobierno es un material de un valor incalculable. Por eso debemos proteger esta documentación para que no caiga en manos indeseadas

¿Son documentos digitales, físicos? ¿Están en un lugar seguro del cyber-espacio?
Están en un lugar seguro, no puedo decir más.

¿El País ya ha recibido presiones de algún cuerpo consular o alguna llamada del gobierno de España?
Hasta el momento no. Pusimos en conocimiento de la embajada de Estados Unidos en Madrid y del Gobierno de España que teníamos esta información días antes de su publicación. 

¿Cuál fue la respuesta?
La respuesta de la Embajada fue de sorpresa.

Pero el Departamento de Estado ya había alertado a sus cuerpos diplomáticos de la eminente publicación…
El Departamento de Estado fue informado por el New York Times y en ese momento el resto de periódicos nos pusimos en contacto con nuestras respectivas embajadas.

¿Están listos para una batalla legal?
El Departamento de Estado ha anunciado una acción criminal contra quienes han revelado estos cables. Yo creo que se refiere a Wikileaks. Está por verse si va a emprender medidas legales contra el New York Times, The Guardian, nosotros…
Entiendo que es complicado. Bajo la ley federal estadounidense, la revelación de secretos puede ser un delito, pero también hay jurisprudencia,  pasó con los papeles del Pentágono (informe secreto del Departamento de Defensa sobre la implicación militar y política en Vietnam entre 1945 y 1967 que salió a la luz en una serie de artículos del The New York Times),  en el que Tribunal Supremo consideró que sobre esos documentos secretos primaba la libertad de información.
Pero luego están las legislaciones particulares de cada país. El Departamento de Estado no tiene jurisdicción legal sobre España. No son documentos secretos del Gobierno español. Estamos a la expectativa, pero creemos que los ciudadanos tienen derecho a conocer este tipo de informaciones.

¿Cómo se coordinan las publicaciones con los otros cuatro periódicos?
Primero se hizo la lectura de los documentos para identificar las grandes historias internacionales que se podían publicar de forma conjunta. Luego  coordinamos la información para no pisarnos el terreno. De ahí viene lo que es de interés más doméstico y lo de la agenda de cada uno. Ahí cada periódico tiene su estrategia y el único compromiso es informar al resto de las publicaciones.

¿Cuál es la agenda de El País?
España y América Latina. Claro que también los temas internacionales como Irán, Corea del Norte, China…

¿Qué orden tendrán las publicaciones de América Latina?
Publicaremos las historias que más interés nos han merecido. El criterio es el obvio: prioridad a los asuntos más relevantes o interesantes, desde nuestro punto de vista. México, Argentina, Chile, Venezuela o Brasil son países que nos interesan mucho. Lo que debe quedar claro es que no hay una agenda oculta para beneficiar o perjudicar a determinados líderes o países, como ya se ha dicho por ahí.

¿Qué hay de Ecuador?
No puedo darle esa información.