jueves, 29 de octubre de 2009

Vera: de frente contra el poder



Entre el ajetreo de la presentación de su libro ‘Nunca mordaza’ y tras dar una entrevista a Diego Oquendo en Radio Visión, Carlos Vera se sienta en una sala, pide un café y se dedica a hablar de la libertad de expresión y del Gobierno, al que dice combatir sin miedo.

¿Cuál es la radiografía de la libertad de expresión en el país?

La peor en los años que estoy haciendo periodismo, desde 1975. Antes hubo y siempre habrá gobiernos represores, chantajistas, desleales e ingratos, pero este lleva esa torcedura mental al extremo de consagrarla en una ley de comunicación para institucionalizar la mordaza. Ojala no sea irreversible.
El viernes hablé con Kléber Chica, presidente de AER-Guayas, y me dijo contento que tienen 30 consensos con Rolando Panchana (legislador que presentó el proyecto de ley de PAIS). Le aseguré que él puede cumplir con eso, ¿pero la mayoría? Esa mayoría aborregada se va a someter al látigo del pastor.

¿Los consensos tienen que ser con el secretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera, no con Panchana?

Así es. Y ni aún así hay garantías porque el jefe (Correa) impondrá lo que le da la gana. Él necesita una prensa intimidada, sometida, para poder gobernar, porque cada vez evidenciamos más el fracaso de su modelo.


¿No es un proyecto de Panchana?

Es de Alexis Mera, mejor dicho de Chávez (Hugo), adobada por Correa. Es de los mismos asesores españoles que hicieron la Constitución. Panchana no tiene la suficiente capacidad ni para hacer una ley tan mala, le negaron la tercera matricula en dos materias en la Universidad Católica.


La radio y la televisión ya tenían regulaciones ¿Esta es una ley dedicada a la prensa escrita?

Absolutamente, les faltaba la forma de someterlos. No funcionó el encarecimiento de la importación de papel, tampoco el juicio contra La Hora, ni va a funcionar el juicio contra Emilio Palacio (articulista de El Universo).
Quieren tratarnos como prostitutas, que cada año tengamos que sacar un registro sanitario para seguir operando. No se requiere un registro, porque existe el aval de los lectores.

¿Hasta dónde va a llegar la confrontación con los medios?

Ojalá no llegue a una claudicación y eso la prensa escrita lo ha entendido muy bien. Si la ley consagra principios torcidos, tendremos que acogernos a la resistencia, apelar a instancias internacionales y exponernos a la cárcel.

¿Hacia dónde va un país sin libertad de expresión?

Correa desarma a los ciudadanos. Él constituye una incitación al delito cada sábado. Busca que nos linchen en la calle, no que nos mate el Ejército. Luego inventa que son ciudadanos descontentos o rivalidades de faldas.

El Gobierno dice que se llevó una mala impresión de Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), cuando la misión visitó el país y advirtió los peligros que amenazan a la democracia.

La SIP es un gremio de propietarios de medios, pero ellos fueron los que permitieron que Correa gane, con el ejercicio de la libertad de expresión. Tanta libertad de prensa había antes que se permitió el triunfo de una opción distinta.
¿Por qué ahí no dijeron nada o de repente la prensa se volvió mala porque siguió siendo crítica?

¿No hay marcha atrás en las restricciones de las libertades?

El Presidente dijo que la ley va porque va, entonces por qué discute si el dictador ya mando su edicto.

¿Cuando los que hoy ostentan el poder dejen de tenerlo, esta ley les perjudicaría? ¿Serán medidos con la misma vara con la que ellos miden hoy en día?

No les preocupa porque ya tienen la suficiente plata y poder para acaparar medios y pagar a quienes los absuelvan. Ellos saben que esto quizá no dure ni cuatro años.

¿La ciudadanía entiende que este debate de libertad los afecta directamente?

Ecuador no se ha quedado aun sin toda la prensa, nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.





Totalmente político



Carlos Vera dice que si fue criticado antes por sus opiniones políticas, ahora “si van a ver lo que es un periodismo militante”.
A tal punto llegará esa militancia, que trae entre manos juntar firmas el próximo año (calcula que cuando acabe el Mundial de Fútbol) para pedir la revocatoria del mandato del presidente, Rafael Correa.
Asegura haber recibido innumerables adhesiones y que un nuevo movimiento político está en marcha, el cual buscará el poder, dice, de la mano del socialismo democrático.
Recuerda, mientras come rodajas de manzana, que líderes políticos como Jaime Nebot lo han asesorado y han vaticinado finales no tan prometedores. Él dice no acobardarse ante la pérdida. “Correa no puede darse el lujo de perder, yo sí. Si allano el camino para que vengan otros demócratas, mi labor quedará cumplida. El Presidente gana todo porque no ha tenido un adversario fuerte ni un frente unido”.



“Sólo sirve la movilización ciudadana, la profundización del trabajo de los medios libres y estar dispuestos a ser acallados. Es mejor no estar todos los días que castrarse todos los días”.


“El Consejo Nacional de Información será una tarea de borregos de Correa”.


“Nos dan como concesión nuestros derechos, que se vayan al Diablo”.





NOTA: Esta es una entrevista que realicé a Carlos Vera el miércoles 21 de octubre y que fue publicada el jueves 22 en Diario La Hora a nivel nacional.
Deja claras las preocupaciones que no sólo tiene él, sino todos los periodistas ecuatorianos sobre el futuro de la libertad de expresión en el país, a raíz de la pronta aprobación de una ley de comunicación en la Asamblea, que busca, a mi modo de ver y creo que al de cualquier persona con dos dedos de frente y amor por la libertad, callar a la prensa crítica e independiente y gobernar en camas de rosas sin la piedra del zapato que representa aquellos investigadores que dejan su vida en las calles y habitan las redacciones.
Además, deja en claro el polémico paso que representa el salto del periodismo a la política, criticado por muchos. En todo caso, Vera lo hace de frente y no como los amanecidos que aparecen de buenas a primeras en las listas de movimientos oportunistas, como el caso del que propone la ley, el sensacionalista Rolando Panchana.